domingo, 3 de junio de 2012

¿Demasiados municipios?

¿Tenemos demasiados municipios en España? Y si es así, ¿cuántos sobran?


En España contamos hoy con 8.114 municipios, de acuerdo a las estadísticas oficiales del INE. De esta cifra total, la friolera del 60% son municipios de 1.000 habitantes o menos -un total de 4.862- y en 1.058 de ellos la cifra de habitantes no supera las 100 personas. De acuerdo con esta distribución tan particular, nos encontramos con que la inmensa mayoría de la población española se concentra en el resto de municipios más grandes. Y como consecuencia, este 60% de los municipios españoles de menos de 1.000 habitantes acumula solamente el 3,19% de la población total española.
Sin embargo, esta distribución no es una razón por sí sola para abogar por la reducción de municipios. Cabe la posibilidad teórica de que tengamos muchos, que sean muy pequeños y que esto no generase ningún problema de eficiencia en la gestión. Sin embargo, la realidad no es así: contar con una estructura tan atomizada no es eficiente en términos económicos.

Ineficacia vinculada a población

Los economistas conocemos la vinculación entre los conceptos de tamaño del mercado y eficiencia, así que no voy a explicar esta relación, hoy día ya bastante obvia. En estos municipios pequeños la ineficiencia vinculada a su escasa población afecta de manera notable de varias maneras.
Para empezar, no pueden permitirse un equipo de gestión profesional, ya que no hay recursos para pagarles. Por ello, en una gran parte de los ayuntamientos españoles los alcaldes y concejales ejercen sus funciones de manera amateur y a tiempo parcial, ya que tienen que ganarse la vida y, luego, dedicarse a los asuntos municipales.
Esta gestión, seguro que muy bienintencionada, no parece muy eficiente, sobre todo si tenemos en cuenta el desconocimiento que estos gestores pueden tener de asuntos de gran importancia para el municipio.
Otro asunto, que no agota la larga lista de ineficiencias, es el del encarecimiento en la provisión de servicios públicos a los ciudadanos que supone el tener que proveerlos de manera tan atomizada.
Aunque las mancomunidades tratan de limitar este problema, la realidad es que el coste de contratar servicios de recogidas de basura, mantenimiento de jardines, alumbrado, etc. es muy superior en 100 municipios de 1.000 habitantes que en uno de 100.000, por ejemplo. Asimismo, determinados gastos de los consistorios (teléfono, seguros, etc.) negociados de manera atomizada también resultan más caros, y al final esto repercute en el bolsillo de los contribuyentes.

Suecia y Dinamarca como ejemplos

Pero, siendo realistas, ¿es posible reducir de manera importante el número de municipios? La evidencia internacional ofrece numerosos ejemplos de países que han optado por este camino como una forma de racionalizar y mejorar la eficiencia de la gestión de los servicios públicos.
Así, en 2007 Dinamarca redujo la cifra de sus municipios desde 271 a 98; y Suecia, en el período comprendido entre 1950 y 1974 pasó de 2.281 municipios a 278. Por último, otra evidencia de la racionalidad en el gasto que supone este proceso de concentración la encontramos recientemente en Grecia, que como consecuencia de la intervención económica en 2010 se ha visto obligada a disminuir su número de municipios de 1.034 a 355. 

 

¿ Es esta la solución?

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