El proceso privatizador islandés, avalado por los sumos preceptores de la época, Ronald Reagan y Margaret Thatcher, se inició, con la división en cuotas de la pesca, su principal fuente de subsistencia, lo que hizo millonarios a un pequeño grupo de pescadores, y dejó el campo abonado para convertir a esta pequeña isla del norte de Europa, en la quintaesencia del modelo liberal.
Después de una política continuada, de bajos impuestos, privatizaciones y regulaciones en masa, el siglo XXI se inaugura con un golpe de efecto fatal: la privatización de la banca, desastre que, en tan solo una década, descapitalizará por completo al país, y será la antesala de la Revolución Islandesa.
Quizá no lo digan porque los islandeses han conseguido ésto encarcelando políticos y banqueros.
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