miércoles, 6 de junio de 2012

Sobran parásitos, faltan gobernantes

La ciudadanía, el pueblo o los sufridores de esta crisis, que somos la mayoría, no nos olvidamos de los políticos. Y no nos olvidamos a pesar de tener ya bastante con la situación que atravesamos económico-social. Ultimamente las redes sociales están dando buena cuenta de ellos, de todos, hasta el último, copio: "En España hay 445.568 políticos, 300.000 políticos más que en Alemania, el doble de políticos que en Italia o Francia". Este sobredimensionamiento de los cargos públicos, acaecido, criado y engordado en aquellas épocas de la burbuja democrática que para quién no lo sepa no es otra cosa que el producto entre a mayor democracia más políticos, empieza a quedar desnuda ante la opinión pública. Y lo que antes parecía un bonito cuadro romántico donde la democracia encarnada en una moza libre y diligente rodeada de bizarras gentes de bien dispuestas a dar progreso al pueblo, ahora se ha tornado en una obscena escena donde una marrana echada amamanta chorrocientos mamoncetes. Por cierto, la marrana ya se parece más a una galga que a un miembro del género porcino. Por supuesto, querido lector, para su desgracia y la mía, ningún partido político se libra de esta culpa. Y en esas estamos: seguimos contemplando cómo los recortes y las subidas han entrado en nuestros hogares para quedarse, sin embargo el establishment y todo lo que lo nutre, sigue intacto en cuanto a magnitud y prerrogativas. Y como resulta que eso de la itinerancia, es decir, estar en política un tiempo, aquí en España es para toda la vida, pues eso, que el problema tiene vocación de crónico. Pero en política existe una máxima que ha corroborado hasta la saciedad la historia: que los políticos que no escuchan al pueblo son aquéllos que cimientan las revoluciones: aquí, por lo pronto, las redes sociales han hablado y están que trinan: sobran políticos.

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